El taller sobre Trabajo y Juventud comenzó después de las 10 con la técnica del ovillo, que sirvió para romper el hielo y que los chicos y profesores que nos alojábamos en La Casona pudiéramos presentarnos y conocernos un poco más. Luego en grupos los estudiantes empezaron a debatir la situación de los adolescentes y niños que trabajan, estudian o ambas cosas, la mirada errada de los medios con respecto a la adolescencia, el rol del docente como formador de ciudadanos. Fue sin dudas conmovedor escuchar el nivel de discusión e intercambio de pensamientos de los chicos, la seriedad y el humor para ejemplificar, describir, interpretar y explicar las ideas, sus ideas y sus visiones. La consigna fue plasmar sobre un afiche lo discutido sobre esta situación, la del trabajo y los adolescentes, y buscar el camino hacia alguna cuestión que englobe esta realidad.
Cerca del mediodía, el taller fue interrumpido y nos dirigimos a la sede Plenarios donde se realizaría la apertura a cargo de las autoridades de educación de los gobiernos de Tucumán y Buenos Aires, y del municipio sanpedrino.
En esta oportunidad, la crítica de los estudiantes paso por tener que asistir a un acto de índole partidaria más que educativa, aunque coincidieron en muchas de las cuestionen que se plantearon en los distintos discursos, más tarde se lo justificó medianamente puesto que quienes invirtieron trabajo y esfuerzo en la realización de semejante evento no podían desechar esta oportunidad de hacer propaganda de sus ideas y acciones.
A su termino regresamos al albergue donde continuaría el taller sobre trabajo. Esta vez la consigna fue completar el afiche con la respuesta a la pregunta planteada durante la mañana. Luego cada grupo expuso sus preguntas y respuesta, y otra vez emocionaba ver a los pibes debatiendo sobre los problemas reales que sufren en las escuelas y en la sociedad y cuales deberían ser los modos de modificar esas problemáticas.
Los atrasos de este primer día obligaron a que el taller no pudiera dar un cierre y pasadas las 19 nos dirigimos a merendar. Agotados ya, del viaje y el primer día de discusiones nos preparábamos para una noche que iba a ser larga aún. Con jornadas de juegos participativos en la sede plenario y un fogón en el albergue sede Los Alomos, un hotel a la vera de un río y escondido tras los cerros.
De esta manera concluyó el primer día en San Pedro, agitados pero conmovidos.
Continuará
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